
La iniciativa impulsada por Anglo American busca poner en valor este inmueble patrimonial del siglo XIX y acercar su historia a toda la comunidad.
Javiera Olivares, gerenta de Desempeño Social de Los Bronces de Anglo American, destacó que la iniciativa representa un hito para la compañía. “Este es uno de los compromisos prioritarios que tenemos con la comunidad. Participar del Día de los Patrimonios es un motivo de orgullo, porque ha sido un trabajo riguroso que ahora podemos compartir con la ciudadanía”, expresó
Una casa con historia
Construida en 1850, la casa patronal del Fundo Quilapilún es considerada una joya arquitectónica de la provincia de Chacabuco. Desde 2019, Anglo American, actual propietaria del predio, lidera un proceso de restauración que ha respetado fielmente las técnicas y materiales originales. La intervención abarcó cerca de 2.000 m², incluyendo tanto estructuras patrimoniales como nuevas áreas verdes y espacios comunitarios.
La directora del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, Nélida Pozo, valoró el esfuerzo: “La recuperación de esta casona habla de la historia de nuestro país y de la vida de campo de esta zona. Es muy importante cómo se ha logrado recuperar manteniendo las técnicas ancestrales y la arquitectura original”.
Durante el fin de semana de apertura, el público podrá recorrer gratuitamente la casona mediante visitas guiadas. La experiencia incluirá relatos sobre los antiguos habitantes, creencias populares, y el papel clave del lugar en la exportación de cereales y trigo hacia Perú. Además, los visitantes podrán recorrer el Parque Jardín Botánico Quilapilún, un espacio que rescata la flora nativa y endémica de la zona central.
La restauración se realizó en coordinación con el Consejo de Monumentos Nacionales, asegurando el cumplimiento de todas las normativas patrimoniales. Macarena Gómez, jefa de Gestión Social de Proyectos de Capital de Anglo American, subrayó el carácter multidisciplinario del proyecto, que integró arquitectos, historiadores y maestros en oficios tradicionales. “Por ejemplo, en el estuco se utilizó baba de tuna, y las tejas son originales, recolectadas especialmente para esta restauración”, explicó.
La Casona Quilapilún, deshabitada desde 1978, resurge así como un símbolo del patrimonio cultural y natural de la Región Metropolitana, lista para abrirse a nuevas generaciones de visitantes.